Socialismo
Revolucionario,
ASI en el Estado español
¿QUIÉNES SOMOS Y QUÉ
DEFENDEMOS?
La clase trabajadora y las masas oprimidas en el Estado español llevamos más de una década sufriendo las
devastadoras consecuencias del estallido de la crisis económica de 2008-9 y los
recortes y medidas de austeridad que vinieron después, impuestas por las condiciones
de los rescates al sistema bancario y la consecuente subida de la deuda
pública. Al aumento escandaloso del paro, fruto de la altísima precariedad y
temporalidad del mercado laboral, hubo que sumarle una reforma laboral que
atacaba los derechos de los trabajadores y llevó a numerosos despidos y bajadas
de salarios, el aumento de los desahucios, y unos recortes salvajes en
educación, sanidad y dependencia entre otros servicios públicos, congelación de
las pensiones y salarios en el sector público, bajada de las prestaciones por
desempleo, subida de las tasas universitarias, etc.
Todavía no se habían
recuperado ni los niveles de inversión en los servicios públicos ni la tasa de
desempleo a niveles anteriores al estallido de la crisis, cuando la pandemia
del coronavirus se extendió globalmente, causando millones de contagios y más
de un millón de muertes hasta el momento. En el estado español el sistema
sanitario entró en crisis, con los hospitales completamente volcados en
intentar paliar la pandemia, y retrasando otros tratamientos, incluso urgentes,
que han generado aún más sufrimiento y muertes. Aún así, más de 30.000
personas, según cifras oficiales, han muerto en el estado español por COVID-19,
con muchas otras miles de personas mayores fallecidas en las residencias de
ancianos sin tratamiento médico, sin prueba que confirmarse su contagio de
coronavirus y en completa soledad.
La crisis sanitaria ha
dejado al descubierto la debilidad del capitalismo español, con casi un millón
de trabajadores, y sobre todo trabajadoras precarias perdiendo su puesto de
trabajo sin derecho a ERTE o prestación, la dependencia de sectores como el
turístico y la de los mercados internacionales para suministros fundamentales
como tests, EPIs, mascarillas o vacunas. Por otra parte, también se muestra el
estado lamentable de los servicios públicos después de décadas de recortes y
privatizaciones, acentuadas por la crisis y recortes por la crisis de 2008. De
ahí la saturación del sistema sanitario, la falta de rastreadores y tests, las
casi nulas medidas para una vuelta segura a las clases en la escuela pública,
la falta de inspecciones de trabajo para garantizar que no tenemos que enfermar
o morir para subsistir, el estado aún lamentable de demasiadas residencias de
mayores, etc.
Aparentemente la
pandemia causó una nueva crisis económica debido a las medidas de confinamiento
y las restricciones en muchos sectores, especialmente en algunos como
transporte, restauración y turismo. Sin embargo, esta nueva crisis económica no
ha sido causada por el coronavirus sino solamente acelerada por este. Las
causas de la crisis económica anterior (sobrecapacidad, aumento de la
especulación en lugar de inversión en la economía productiva, aumento de la
deuda pública y privada) no se habían resuelto y era solamente cuestión de
tiempo que nos llevaran a una nueva crisis tanto a nivel del estado español
como europeo.
Ya antes de la pandemia
el capitalismo se estaba mostrando como un sistema completamente incapaz de
resolver los problemas a los que se enfrenta la humanidad. Más bien al
contrario, en los últimos años hemos visto como la juventud se ha levantado,
con huelgas estudiantiles y grandes manifestaciones, contra el cambio climático
y la destrucción medioambiental que esto provoca. Y lo están haciendo pidiendo
las medidas urgentes que son necesarias para revertir estos procesos, pero que
las grandes empresas y los gobiernos a los que sirven no han querido tomar para
no frenar los enormes beneficios empresariales que se obtienen de la combustión
de combustibles fósiles, el uso de plásticos, la minería, la agricultura y
ganadería extensiva, etc.
La crisis medioambiental
cobra aún mayor importancia a la luz de la pandemia. Muchos científicos han
señalado que la destrucción sucesiva de ecosistemas y el contacto con nuevas
especies salvajes hace que la especie humana esté más expuesta a virus y
patógenos tan peligrosos como este último coronavirus. Por lo tanto, seguir con
la destrucción de ecosistemas al ritmo actual nos aboca a nuevas crisis sanitarias
y pandemias.
Además de las protestas
contra la crisis medioambiental, ha habido levantamientos contra otras muchas
opresiones. En los últimos años y especialmente desde 2017 el movimiento
feminista en el estado español e internacionalmente ha estado al frente de la
lucha en las calles, especialmente con las dos huelgas feministas de los días 8
de marzo de 2017 y 2018, y con muchas de las mujeres y sobre todo chicas
jóvenes participando en el movimiento y sacando conclusiones sobre el papel del
capitalismo en su opresión. También, no solo en EEUU sino internacionalmente y
sobre todo alrededor del movimiento #BlackLivesMatter (“Las Vidas Negras
Importan”) ha habido enormes protestas contra la brutalidad policial hacia las
personas racializadas e inmigrantes, y contra el racismo y la xenofobia en
todas sus formas.
Desde Socialismo
Revolucionario luchamos por las reformas inmediatas para conseguir una vida
segura y digna de ser vivida para todas las personas, pero también sabemos que
estas medidas para mejorar nuestra vida tanto en el aspecto económico como en
cuanto a la eliminación de toda opresión y la protección del medioambiente,
serán solamente parciales y temporales si no derrotamos al capitalismo. Así
podremos crear una nueva sociedad que no se base en los beneficios de unos
pocos sino en responder a las necesidades de todas las personas y del
medioambiente.
Esta lucha no es solo en
el estado español sino global. No se puede conseguir el socialismo en un solo
país, sino que necesitamos una revolución mundial. Socialismo Revolucionario
pertenece a Alternativa Socialista Internacional (ASI), anteriormente el Comité
por una Internacional de los Trabajadores, que lucha en más de 30 países en
todos los continentes por una alternativa a favor de la clase trabajadora a
nivel internacional.
Si estás de acuerdo con nuestras ideas y planteamientos, únete hoy a nuestra lucha.
¿Qué proponéis contra
los efectos de la crisis?
Un programa masivo de inversión pública para la creación de puestos de trabajo con condiciones dignas, y socialmente útiles, como en los servicios de sanidad, educación y dependencia y una recuperación sostenible de la economía productiva. Servicios públicos gratuitos y de calidad.
El fin de las privatizaciones y de los conciertos de servicios públicos, que solamente sirven para desviar fondos públicos a empresas privadas. La recuperación completa en manos públicas de estos servicios esenciales (educación, sanidad, Ley de la Dependencia, guarderías, etc) incluyendo servicios auxiliares como autobuses y comedores escolares, limpieza y lavandería de hospitales, servicios de ambulancia, etc.
Nacionalización, sin compensación y bajo control de los trabajadores, residentes y familias, de todas las residencias privadas para ancianos y acabar inmediatamente con la gestión privada de las que son de propiedad pública. ¡Acaben con el chanchullo y dejen que nuestros ancianos vivan con dignidad!
Defender y ampliar el servicio de salud pública. Revertir todos los recortes y privatizaciones inmediatamente y traer hospitales privados, proveedores y recursos al sistema público. Nacionalizar todos los servicios subcontratados como la limpieza. ¡Pago decente y contratos para las limpiadoras!
Contratación inmediata del número necesario de profesionales de la salud para hacer frente a esta crisis, además de suficiente personal para garantizar una atención rápida y de calidad desde Atención Primaria, hasta especialistas u hospitales. Todos los recursos materiales y equipos de seguridad necesarios para los trabajadores de la salud y otros trabajadores esenciales deben estar disponibles de inmediato.
Nacionalización del sector farmacéutico para ponerse al servicio de las necesidades de los pacientes y no de los beneficios de las grandes empresas.
Contratación de personal en los colegios (docentes y no docentes) para garantizar la bajada de ratios en el sistema educativo y la seguridad en las aulas contra la Covid-19.
Universidad pública, gratuita y de calidad. Formación o puestos de trabajos garantizados para toda la juventud.
Un verdadero control democrático de la clase trabajadora sobre la educación por parte de los profesores, padres, estudiantes y personal auxiliar.
No a la pérdida de puestos de trabajo debido a la crisis de COVID-19. Nacionalización de las grandes empresas que amenacen con despidos y gestión democrática de estas por los trabajadores para ponerlas al servicio de la sociedad y de la lucha contra el coronavirus. Cancelar todos los pagos de la seguridad social para los trabajadores autónomos y las pequeñas empresas (como los propietarios de bares).
Empleo digno y de calidad. Derogación de las reformas laborales de la patronal (la del PSOE también).
Cancelar todos los pagos de hipoteca y de alquiler mientras dure la crisis para los trabajadores que no tengan un salario o que lo tengan reducido.
Las últimas subidas del salario mínimo han sido necesarias, pero no suficientes. Lo que se requiere y lo que necesitamos son subidas del salario mínimo que estén acordes con el coste de vida actual (a partir de 1600 euros).
Inspecciones de trabajo que garanticen que este salario mínimo se hace de verdad efectivo y que se trabaja con las suficientes medidas de seguridad en todos los sectores. Fin de la precariedad laboral y de los contratos fraudulentos.
La reducción de la jornada laboral a 35 horas sin pérdida de salario para repartir el trabajo. La reducción de la edad de jubilación a los 60 años.
Dignidad para los parados y pobres. Derecho universal para todos los desempleados de prestaciones dignas sin fecha de caducidad.
Regulación de los alquileres e hipotecas para poner fin a las subidas especulativas.
¿Y contra la crisis
medioambiental?
Transporte público gratuito. Ampliar la frecuencia radicalmente para hacerlo más seguro ante el coronavirus.
Nacionalización del sector energético para realizar una transición rápida hacia energías renovables y el abandono lo más rápidamente posible de combustibles fósiles. Utilización de los grandes recursos y beneficios de estas industrias para la investigación en energías renovables y materiales biodegradables y poner fin a la pobreza energética.
Nacionalización del sector automovilístico y reconversión a la fabricación de vehículos eléctricos respetuosos con el medio ambiente, y para ampliar la flota de vehículos para transporte público.
Gestión completamente pública de la recogida de residuos y de los sistemas de reciclaje.
Pero, ¿eso no es una
locura? ¿Cómo se puede financiar todo esto?
En primer lugar, ya se
ha demostrado que las políticas de austeridad no ayudan a tratar la crisis. Las
políticas de recuperación del empleo y de niveles de vida, son un elemento
fundamental del crecimiento económico.
Segundo, se está
despilfarrando cantidades inimaginables en el rescate bancario y pagando la
“deuda” pública ilegítima - 100 millones diarios solo en intereses. Por el
contrario, para salir de la crisis tienen que financiar la salida de ésta
quienes la han causado: los ricos.
Así, junto con políticas
genuinamente socialistas, se pueden tomar los primeros pasos para una
reconstrucción de la economía y la sociedad para eliminar la espiral de crisis
y retrocesos sociales. En concreto, se plantea:
La paralización del pago de la deuda pública
La implantación de fuertes impuestos a las grandes fortunas y a las reservas y beneficios de las grandes empresas
La nacionalización de la banca y del sector financiero bajo el control democrático de los trabajadores y de la sociedad. Esto permitiría la creación de un instrumento que ponga al servicio de los trabajadores miles de millones de euros. Además, el parque de centenas de miles de viviendas vacías de los bancos se podría utilizar para garantizar el derecho a la vivienda mediante un plan de vivienda social.
La nacionalización de las grandes empresas y de los sectores estratégicos de la economía para poner en marcha un plan de producción con el objetivo de poner estos sectores al servicio de toda la sociedad y sus beneficios al servicio del gasto público.
La elaboración democrática de un plan económico para cumplir las tareas urgentes planteadas arriba.
Pero, estas medidas,
¿son realmente posibles? ¿No nos echarían del euro?
La anterior crisis
económica ya había puesto al descubierto a la Unión Europea como una
institución al servicio de la gran banca y empresa, y no al servicio de la mayoría de la
población. La crisis del coronavirus además ha mostrado claramente los límites
y contradicciones en la colaboración entre los estados de la Unión Europea,
como cuando al principio de la pandemia se dio la competencia más feroz entre
estados miembros por conseguir material sanitario para combatir la crisis.
Los países de la
periferia europea, en los que se incluye el Estado español, han soportado años
de recortes salvajes a cambio de los paquetes de rescate que recibieron después
del estallido de la crisis económica de 2008-9. Los nuevos paquetes de ayuda
prometidos por la Unión Europea no son diferentes a los recibidos durante la
anterior década y también estarán condicionados a tomar medidas contra la clase
trabajadora.
Contra esto proponemos:
Internacionalización de las luchas por una alternativa internacional a favor de la clase trabajadora y de los oprimidos. Coordinación de las luchas a nivel europeo dentro de un plan continuado de acciones y huelgas coordinadas.
Una banca nacionalizada bajo control democrático permitiría implementar controles de capital, es decir, prevenir la exportación de riqueza de los bancos y del país. Hay muchos precedentes históricos de esto.
Desobediencia a los tratados y directivas neoliberales de la UE incluyendo aquellos contra las nacionalizaciones y el control de capitales.
Formar parte del euro no merece la destrucción de nuestras vidas. Si implementar políticas a favor de la clase trabajadora supone ser expulsados del euro, llamaremos a los trabajadores de toda Europa a formar una confederación alternativa de países socialistas democráticos, en la que mandarán los intereses del pueblo.
¡Por una confederación voluntaria y democrática de países de Europa, basada en la solidaridad y la planificación democrática de la economía europea!
¿Es la coalición
PSOE-Unidas Podemos el gobierno que necesitamos?
Muchos trabajadores
mostraron su entusiasmo, o al menos su alivio, por la llegada al gobierno de
esta coalición. Sin embargo, como hemos analizado, Unidas Podemos se ha
comprometido con un partido, PSOE, siervo de los mercados, y en el acuerdo de
coalición ya se comprometió al pago de la deuda, lo que consideramos un gran
error.
Desde nuestro punto de
vista Unidas Podemos debería haber apoyado la investidura pero permanecer en la
oposición para seguir luchando por una verdadera alternativa para la clase
trabajadora, y no comprometerse, como sin duda lo hará posiblemente, a
políticas de recortes en relación con los últimos préstamos y ayudas recibidos
de la Unión Europea.
Desde Socialismo
Revolucionario, hacemos un llamamiento a toda la izquierda, incluyendo Unidas
Podemos, pero también la CUP, Bildu, los movimientos sociales y el movimiento
obrero a considerar nuestro programa y a luchar por llevarlo a cabo. ¡Sólo un
gobierno de los trabajadores puede implementar políticas socialistas! Ha
llegado la hora de que la izquierda luche por un programa así, interviniendo en
los movimientos y mostrando el camino hacia una sociedad distinta: un
socialismo revolucionario y democrático.
¿Y sobre Catalunya?
¿Estáis por la ruptura de España?
La cuestión nacional
siempre ha sido un dolor de cabeza para el capitalismo español, que siempre se
ha basado en la negación de los derechos democráticos de los diversos pueblos
nacionales, principalmente el vasco, el catalán y el gallego, que componen el
estado. Por más que lo hayan intentado, mediante la represión durante el
franquismo, o el modelo de "autonomías" después de la
"Transición", los capitalistas nunca han podido resolver este problema.
Nos toca a los trabajadores hacerlo, mientras luchamos para superar este
capitalismo podrido, luchando a la vez por los derechos nacionales y
democráticos de los pueblos, tanto por el derecho a la autodeterminación hasta
el punto de la independencia, como por la unidad del pueblo trabajador al nivel
internacional:
Por el derecho a la autodeterminación de Catalunya, Euskal Herria, Galiza y todos los pueblos, hasta el punto de independizarse si es su deseo mayoritario
Ninguna confianza en la burguesía de ninguna nacionalidad. La clase obrera tiene que liderar el movimiento por los derechos nacionales.
Unifiquemos la lucha nacional con la lucha de clases para superar el capitalismo. Solo el socialismo puede resolver la opresión nacional.
Por la unidad de la clase trabajadora en lucha. Por un frente único de las organizaciones obreras y movimientos sociales que defiende el derecho a la autodeterminación en el marco de una lucha unida para superar el capitalismo.
Por una confederación libre y voluntaria, de los pueblos de la Península Ibérica, como parte de una federación socialista europea y mundial.
Por el fin de todas las
opresiones capitalistas
Socialismo
Revolucionario es consciente de que el capitalismo utiliza todo tipo de excusas
(sexo, religión, raza, nacionalidad, etc.) para dividir a la clase trabajadora,
tanto dentro del estado español como internacionalmente, y compartimentarnos en
grupo que luchen y compitan entre sí en lugar de luchar por el derrocamiento
del capitalismo y la creación de una nueva sociedad.
Por eso también
defendemos:
Lucha a nivel internacional del feminismo socialista, que defienda las demandas de las mujeres trabajadoras con las herramientas y junto con el resto de la clase trabajadora y de todas las clases oprimidas, frente al feminismo liberal que solo pretende feminizar las élites capitalistas.
Igualdad económica y laboral entre hombres y mujeres: a igual trabajo igual salario, pensiones mínimas dignas (que afectan sobre todo a las mujeres), no a la discriminación en el ámbito laboral por el hecho de ser mujer, estar embarazada o formar una familia.
No a la feminización de los cuidados. La gran inversión en servicios públicos (ver arriba) debe apuntar a la socialización de los cuidados que se realizan tradicionalmente en el hogar y muy mayoritariamente por las mujeres. Esto implica la extensión y mejora de servicios públicos como a los dependientes y la sanidad pública, pero también mejoras en educación obligatoria, guarderías gratuitas, etc.
¡Aborto libre, público y gratuito! Acceso gratuito a anticonceptivos y fecundación asistida, sin aceptar ningún recorte en función del estado civil u orientación sexual. Derecho a optar a ser madres o no, cuando y con el número de hijos/as que queramos.
Fin de violencia machista y sexual. Inversión en medidas de protección y recursos para las víctimas de violencia de género y sexual y trata (sanitarios y psicológicos, vivienda, empleo, prestaciones, etc).
Verdadera educación afectivo-sexual en todos los tramos educativos, que debe incluir educación sobre consentimiento, en igualdad y contra la violencia machista y sexual, y la LGTBI-fobia.
No a la discriminación por razón de identidad u orientación sexual, incluyendo en los ámbitos educativo y sanitario. Promoción de la salud y educación afectivo-sexual en todos los niveles educativos y lucha contra las ETS.
Trabajo, techo e igualdad en derechos y en servicios públicos para todas las personas residentes en el estado español, con independencia de su país de origen o situación administrativa. Fin de la represión policial a los inmigrantes.
Fin de los acuerdos entre el estado español y el Vaticano. Ninguna religión debe tener relación especial con el estado ni privilegio económico, junto con libertad religiosa individual. Educación pública y laica.
Por el fin de la monarquía, que se ha mostrado no solo como una institución dinástica y no democrática, sino también profundamente corrupta.
Fin de la justicia patriarcal, racista y retrógrada. Derogación de la Ley Mordaza. Control democrático de la clase trabajadora de la policía y la justicia.
Por la lucha decidida y masiva de la clase trabajadora contra el machismo, el racismo, la LGTBI-fobia y todas las formas de opresión.
El capitalismo se ha demostrado no solamente como un sistema incapaz de ofrecer a todas las personas los recursos suficientes para una vida en dignidad, sino pobreza, hambruna, explotación y guerra. Además, en lugar de solucionar la crisis del coronavirus a través de la cooperación internacional, hemos visto la competencia feroz de gobiernos estatales por conseguir recursos para luchar contra ella y ahora entre diferentes empresas por una vacuna. Es hora de terminar con este sistema podrido y en su lugar construir una sociedad libre de explotación y donde los recursos del planeta se utilicen de manera sostenible y para responder a las necesidades de todas las personas y no a los beneficios de unos pocos.